"La Paz a través del Dialogo: tiempo propicio para hablar"

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Pensamientos sobre una Cultura de Paz 26 de enero, 2000
Breve resumen de la Propuesta de Paz del Presidente de la SGI

El 26 de enero, fecha en que se conmemoró el vigésimo quinto aniversario de la fundación de la SGI, el presidente Daisaku Ikeda presentó una propuesta de paz titulada "La Paz a través del diálogo: tiempo propicio para hablar" (traducción tentativa). En dicho documento, el señor Ikeda efectúa un análisis de cómo poner fin a un siglo de guerra y de violencia, y comenzar a construir una nueva alborada de paz para toda la humanidad. El líder de la SGI indaga también en las instancias de la creación de una cultura de paz en el siglo XXI, desde la perspectiva del Budismo, y expone sobre los diversos cambios que es necesario implementar dentro del ámbito social a fin de hacer de dicha aspiración una realidad. Para ello, se centra especialmente en la función que deben cumplir Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en el desarrollo de una amplia solidaridad entre los ciudadanos comunes de todo el globo.

Al hacer hincapié en la contradicción en que incurre la cultura, que, en lugar de enriquecer la vida del hombre, con frecuencia es un factor de aislamiento y de separación, el señor Ikeda esclarece la condición patológica del "imperialismo cultural", a través del cual la mentalidad colonial de siglos anteriores prevalece aún en esta época. El líder de la SGI argumenta que, para crear un orden pacífico en el mundo, no es suficiente con observar una tolerancia pasiva hacia otras civilizaciones; por el contrario, hay que llevar a la práctica una serie de ideas y medidas para unir a las personas en una relación simbiótica. En referencia a ese punto, recalca que los ciudadanos comunes deben tomar las riendas para desarrollar una corriente de "interculturalismo". Asimismo, desde la concepción budista que sostiene que tanto el bien como el mal se originan en el corazón y en la mente del hombre, sostiene que "el diálogo abierto", mediante el cual la gente trasciende sus diferencias y busca generar valores positivos mutuamente, es la regla de oro para erigir una civilización global.

Luego, el señor Ikeda hace una semblanza de los logros alcanzados por la SGI para tender puentes de entendimiento recíproco, a través del diálogo entre civilizaciones y, también, entre las distintas religiones. Sostiene que la revolución humana, que representa un cambio fundamental y una profunda toma de conciencia en la vida de cada individuo, es el camino más directo para crear una cultura de paz en el ámbito internacional.

A continuación, centrándose en la labor que le cabe a la ONU, como el núcleo donde se concentran los esfuerzos para atender y promover los intereses de la comunidad humana en el siglo XXI, el presidente Ikeda realiza una serie de propuestas concretas para reformar y fortalecer ese organismo mundial. Dichas iniciativas incluyen el establecimiento de un "Comité para la prevención de conflictos"; la puesta en marcha de un "Plan Marshall Global" o programa de reconstrucción a escala mundial para erradicar la pobreza; la creación de "Embajadas de la ONU" en diferentes países, destinadas a impulsar el desarrollo humano; y la formación de un "Consejo Global del Pueblo", con capacidad y atribuciones para brindar asesoramiento a la Asamblea General de la ONU.

Como medida para concretar un mundo libre de armas nucleares, el señor Ikeda hace un llamado a la ratificación del Tratado de Prohibición Total de las Pruebas Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés), como también a la firma de un acuerdo de proscripción y erradicación total de ese tipo de armamento. Hace mención, asimismo, a la filosofía de Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, primero y segundo presidentes de la Soka Gakkai, y analiza la imperiosa necesidad de realizar un cambio en el sistema de pensamiento de los diferentes países, con el fin de que cada nación haga esfuerzos para superar a las demás en el área de los logros humanitarios y establecer una relación de confianza, en lugar de bregar por la hegemonía geopolítica.

Finalmente, al realizar un panorama sobre el futuro del noreste de Asia, el señor Ikeda destaca que la época actual, cincuenta años después del estallido de la Guerra de Corea, brinda una excelente oportunidad de hacer finalmente a un lado las posturas rígidas e intransigentes que caracterizaron la Guerra fría. A modo de iniciativa, propone el establecimiento de una "Universidad para la Paz del Nordeste de Asia", que se instituiría para promover el intercambio entre los jóvenes e impulsar la comunicación educativa.

A modo de conclusión, el presidente Ikeda hace un llamado a todos los hombres y mujeres del mundo en el que expresa: "Lo más importante es iniciar acciones concretas orientadas hacia lo que cada uno considera correcto. En lugar de aceptar cómodamente la realidad del estado de cosas, debemos desafiarnos para generar una nueva realidad".

 

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